Monumento al olvido
- acueval83
- 27 may 2023
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 4 abr 2024

¡Qué mal huelen los muertos!
Cómo cuesta enterrar el hedor moral
que despiden los cadáveres.
Todos conocemos
su incesante presencia
evanescente.
Qué difícil es conciliar el sueño,
cuando no hacen más que molestar
resucitando impasibles
de incontables muertes repentinas.
Pululan vigilantes a oscuras
desorientados
en nuestra memoria
sin sepultura.
Cómo desespera
esa decoloración azulina
en los rostros.
Desearíamos ver aves de rapiña
y perros
despedazándolos.
Y así nos toca vivir con ellos,
en la ignominia,
como quien lleva la ropa interior
sucia
e intenta ocultar el hecho a pesar
de la evidencia olfativa.
Les haremos un monumento:
apilaremos hombres,
mujeres y niños
(al fin y al cabo, ya fantoches desmembrados)
entre cemento sangriento,
aplastados por el peso de la historia,
en una fosa común
de indefinibles contornos.
Todo cubierto con capas
de pintura delicadas,
será sutil estratificación
de épocas bárbaras.
Sólo quedarán vagos
retazos que,
más que sugerir
pasadas virtudes,
nos indicarán
cómo se desvanecieron
por falta de determinación
o por pereza.
Y una vez confinados,
definitivamente rendidos
a la potestad ajena,
no serán más
que pasto de la indiferencia.
Ausentes de turbación,
arrinconados
en solitaria plazoleta
pasaremos sobre ellos
absortos y cómplices,
celebrando
bajo el disfraz de la amnesia
la impunidad.
Es un texto duro y desgarrador.
Me gustó mucho, porque nos hace entender que cuando se nos muere un ser querido y al pasar de los días queda en el olvido, pero todos tenemos que entender que aún pasen los años no vamos a olvidar a esas personas porque nos van hacer falta.